EE.UU.- La vida de Jamianne M. Roy fue transformada desde que tomó la decisión de robar una Biblia que estaba dentro de un automóvil. Luego de leer algunos textos de las Escrituras, decidió ingresar a un programa de recuperación de adicciones en Arizona.
Jamianne había sido adicta a la metanfetamina desde que era una adolescente, lo que la llevó a meterse en vehículos en busca dinero y artículos valiosos para vender y comprar mas pastillas. En una ocasión, pensando que había robado una computadora portátil, terminó llevándose una Biblia a casa.
“Lo único que robé que pensé que no valía nada terminó salvándome la vida”, testificó Jamianne.
Ella afirma que se volvió adicta a las drogas cuando era adolescente, cuando se involucró con el grupo equivocado. Esas personas la introdujeron a los cigarrillos, el alcohol y la marihuana.
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En otra oportunidad, Jamianne cambió a metanfetamina. Esto fue poco después de dar a luz a su hija, Kaillianne.
“La primera vez que probé la metanfetamina, me gustó”, recuerda la mujer. “Desafortunadamente, eso te quita mucho”.
DESTRUCCIÓN DE RELACIONES
La adicción terminó por quitarle a Jamianne la capacidad de ser madre. Dejó a su hija al cuidado de sus padres para que pudiera seguir con las drogas.
Aunque dejó de consumir sustancias durante el embarazo de su segunda hija, Esmeralda, su sobriedad terminó cuando el padre de la niña se fue.
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Luego de eso, Jamianne se mudó con su hija menor, Esmeralda, a Tucson, Arizona , para vivir con sus padres y su hija mayor, Kailianne. Por un tiempo, le fue bien, pero un sentimiento de vacío la llevó de vuelta a la adicción, dice. Jamianne finalmente abandonó a su familia y envió a Esmeralda a vivir con su padre.
“Traté de huir de mis problemas, pero no puedes huir de ti mismo. Si no llenas ese vacío, te alcanzará”, concluyó Jamianne.
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