África.- Cientos de cristianos que han abandonaron el Islam, sufren continuamente discriminación y violencia de sus propios familiares, siendo considerados «infieles» por haber abandonado la religión islámica para rendirse a los pies de Jesús. Muchos son puesto en arresto domiciliario para impedirles que se congreguen.
Gran parte de cristianos en el norte de África está formada en su mayoría por ex-musulmanes. En el caso de las mujeres, conforme al comunicado compartido por Puertas Abiertas, aquellas que abandonan el Islam para seguir a Cristo son acusadas de traicionar las normas familiares de fidelidad y conexión social.
Además, los hombres de la familia, que suelen tener control sobre las mujeres, aplican castigos físicos para que el recién converso se arrepienta de su nueva fe.
Quienes se han convertido al cristianismo pueden estar sujetos a arresto domiciliario y, sin embargo, se les impide tener contacto con otros cristianos.
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Por otra parte, se les incauta el móvil y siempre que salen deben ir acompañados de manera obligatoria de un familiar musulmán. En este contexto, las leyes permiten la aplicación de la violencia física contra la mujer.
Son agredidas físicamente, sufren tortura psicológica por parte de líderes religiosos y son amenazadas con el divorcio y la pérdida de la custodia de sus hijos.
Sin recibir ayuda por parte de alguna organización, muchos se ven obligados a volver al Islam como medio de supervivencia física.
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Sin embargo, según Puertas Abiertas, si son acogidos por una iglesia local, reciben espiritual, de ahí la importancia de la oración y la ayuda de los cristianos a las instituciones que actúan en estas regiones.
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