Un versículo bíblico tocó su corazón de manera poderosa: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Luego de que Saeran leyera esta palabra poderosa, estaba convencido de cuánto lo amaba Dios y decidió vivir en ese amor.
Luego de su conversión al cristianismo, tuvo un accidente en su hogar y quedó inconsciente por varias horas. Tuvo algunas heridas graves y necesitó un tratamiento médico específico de manera urgente, pero la familia no tenía dinero para poder hospitalizarlo. Así que lo enviaron a casa sin ninguna solución.
Debido a esto, los padres del joven no tenían dinero y no sabían qué hacer con la salud de su hijo, pero Saeran parecía muy tranquilo a pesar de todo. Rápidamente, el joven les dijo que sería sanado por Dios y los instó a orar por él en el nombre de Jesús.
Luego de un tiempo, el pastor Hallan de GFA fue a visitar a la familia porque se habia enterado del fatal accidente. El pastor Hallan visitaba a Saeran en su casa todos los días para orar él niño mientras lo ungía con aceite orado.
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Después de un mes de clamar a Dios, el dolor causado por la caída desapareció. A pesar de la gravedad de las lesiones, el joven puede caminar como si no hubiera sufrido ningún accidente. Está completamente sanado para la gloria de Dios.
Este fue un milagro que sus padres no pudieron ignorar. La familia comenzó a asistir junta a la iglesia, y los padres de Saeran decidieron depositar su confianza en quien había sanado a su hijo: Jesús.
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