Anciana de 82 años continúa predicando en evangelio en Malasia: «Dios me da las fuerzas»

Una mujer de 82 años continúa llevando el evangelio de Jesucristo a pesar de su avanzada edad. Sintió el llamado en su corazón y comenzó sus pasos como misiones desde muy niña.

Leonie nació en un hogar cristiano en la ciudad de Lithgow, en el estado australiano de Nueva Gales del Sur. Cuando tenia 9 años de edad, cuando estaba en la escuela dominical, la oración de su maestra marcó su vida para siempre. Ella planeaba ir a Tanzania como enfermera misionera ese año y alentó a sus estudiantes que conocieran al Señor.

«Cuando oramos a Dios, ella le pidió al Señor que todos llegaran a los pies de Jesús», afirmó Leonie a Eternity News. “Ella dijo: ‘¡Oh Señor Dios, toma a estos niños para que sean tuyos!’. Mientras oraba, abrí un ojo para verla. Cuando vi su rostro, me di cuenta de que lo decía en serio. Su oración fue muy sincera. En ese momento pensé: ¡quiero ser amada así! ¡Quería conocer a Dios así!».

Desde ese momento, Leonie, de niña, estableció su fe en Jesucristo y abrió su corazón para vivir su llamado. Luego de ocho años, culmino sus estudios y empezó a estudiar geografía en la Universidad de Sydney.

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Cuando cumplió los 20 años, Leonie estaba en un evento misionero en la Church Mission Society (CMS) en Sydney, donde el predicador instruyó a los jóvenes a estar listos para servir a Dios en cualquier lugar.

“Le dije al Señor: Te serviré en cualquier lugar de África’. El Señor me dijo: «Sarawak». De hecho, escuché Su voz. Le dije al Señor: ‘No creo que (este lugar) esté en África’”, recuerda la mujer.

Más tarde, Leonie se graduó como profesora de geografía y enseñó durante unos años. En 1967, recibió una carta de un amigo que trabajaba en Malasia, diciendo que había una vacante para un profesor de geografía en la ciudad de Miri, en el estado de Sarawak. En ese momento, recordó lo que Dios le había dicho.

Luego de haber visitado Malasia presentó algunos inconvenientes y requirió mucho trabajo. Leonie recuerda que había algunos miembros musulmanes en la escuela que escuchaban devocionales cristianos todas las mañanas. “Todos los días escuchaban algo la Palabra de Dios. Con el paso de los años, algunos de ellos se han convertido en cristianos”, comenta la valiente mujer.

«La única verdad que me ayudó todos esos años fue Filipenses 4:13: ‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece’», concluyó.

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