Desde que Oskar y su familia aceptaron a Jesús su vida ha cambiado completamente en Myanmar. Desde ese momento, fueron hostigados por sus vecinos. Oskar vivía en un pueblo birmano, con su esposa, hijos y nietos. Su antigua fe era el budismo, hasta que un pastor le predico el evangelio de Jesucristo en el año 2017.
“Abandone el budismo. Jesús murió en la cruz del calvario por todos nosotros. Él nos trajo salvación. Todos somos pecadores. Necesitamos aceptar a Jesucristo”, afirmo Oskar. Los vecinos que los rodeaban descubrieron que la familia de Oskar se había entregado a Jesús e informaron al jefe de la aldea. Los monjes y las autoridades de la región convocaron a la familia a una asamblea: había alrededor de 50 monjes y otras 200 personas.
El monje budista le consulto fuertemente, con su voz autoritaria: ‘¿Realmente crees en Jesús? ¿De verdad vas a creer en Él? ¿No volverás al budismo?”. Él respondió con firmeza y claridad: “No vamos a negar nuestra fe en Jesucristo. No rechazaremos nuestra fe en Él. ¡Creeremos en Jesús hasta el final de nuestros días!”.
Al día siguiente, llegaron camiones al pueblo y arrojaron una gran cantidad de piedras frente a su casa. Era una situación inusual. La familia pensó que las piedras estaban allí para arreglar los caminos, pero estaba muy errado.
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A pesar de esto, la familia sin dudarlo se reunió para clamar a Dios. Durante la oración, Oskar escuchó voces. «¡Sáquenlo de este mundo!», grito el jefe de la aldea. «Oskar, pídele a Jesús que te salve de este asunto». Toda la familia se arrodilló para clamar a Dios, todos tomados de la mano. Desde ese momento los gritos se hicieron más fuertes: «¡Acaben con ellos!» Luego de esos gritos hubo silencio absoluto y un ruido fuerte. Era la primera piedra.
Oskar comento: “Mi nieta se levantó y cerró las ventanas. Fue golpeada en el pecho por una gran piedra y fue herida. La pequeña gritó de dolor: “¡Jesús, sálvame por favor!”. “La niña puso su pequeña mano sobre su herida. Rápidamente, ella fue sanada milagrosamente por misericordia de Dios”, comenta Oskar.
Nuestra familia no paro de orar a Dios”, recuerda Oskar. “Intentaban incendiar la casa, pero no se encendía. Estábamos llorando ante la presencia de Dios, mientras nos gritaban: ‘Si tu Dios está vivo, ¡pídele que te salve ahora!”.
El monje budista preguntó enfurecido: “¿Alguien sigue vivo? Salga de la casa ahora». Rápidamente, Oskar y su familia salieron de la casa sin ninguna herida. «Todos se sorprendieron cuando vieron que estábamos vivos». Luego del ataque, Oskar y su familia de 11 personas fueron llevados para buscarle lugar a la familia y construirles una casa.
Oskar no presento cargos contra sus agresores. El monje budista que quiso incendiar su casa pidió perdón públicamente y también se convirtió a Cristo. “Luego de aceptar a Jesucristo, puedo amar a cualquiera y cambiarlo por completo. Porque el es amor».
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